20 años de sutileza existencial, continúo el camino pateando piedras, arrancando frases de las flores. Enloquecida por el arte en todas sus formas, sigo mis pasos adelantados a mí, destino incrustado en la piel. Eres tú, Rodrigo, quien adorna con girasoles las tierras solitarias que enmarcan el camino. Mi familia son margaritas sonrientes que me cantan bajo circusntancias imposibles. Y es el Amor el que me mueve. Puro Amor... Fuego, combustible, comburente de las fogatas que cada día se encienden en mi corazón.
Anoche, bajo la luz de las velas, pude ver tus ojos con detellos de notas musicales, danzas lejanas y luz... mucha luz. Nuestra cena supo mejor que nunca, sentados allí, en la oscuridad, con una rosa entre nuestros platos que se vaciaron rápidamente. Teníamos hambre, ¿no? Te amé de nuevo. Te amé como lo hago siempre, incluso más. Es lo maravilloso de cocinar para ti, y si me dices que te gusta me siento satisfecha, misión cumplida, tu sonrisa me lo dice todo. Gracias por esa cena, gracias por 13 meses desde nuestro primer beso. Gracias por esperar a que me durmiera antes de irte, arroparme, besarme y acariciarme mientras entraba en el mundo de Morfeo. Te amo, Rodrigo Pérez.
1 comentarios:
Gracias a ti, mi vida, por cocinar tan rico, por tener preparada la idea de la cena, por vestirte tan hermosa solo para ese momento.
Yo también te amé de nuevo, como siempre, cada vez más... Eres un sueño.
Te amo, Milenka Reyes.
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